Tras mucho tiempo de espera, el pasado 1 de junio han entrado en vigor las nuevas bolsas de empleo. A lo largo del proceso de conformación de estas listas hemos dado nuestra opinión crítica sobre cómo se estaban gestando. Antes de ponerse en marcha hay varias cosas que nos han llamado la atención:
- Las nuevas bolsas son sensiblemente inferiores en número de candidatos y candidatas a las anteriores, agotadas al año de su implantación.
- Debido a que no se ha valorado en su integridad la antigüedad, estas nuevas bolsas han dejado en la cuneta a compañeros y compañeras con las que llevábamos mucho tiempo trabajando.
- La mala gestión del tema de los cursos de formación puntuables y el mercadeo que algunos han organizado en torno a ellos, ha primado la puntuación en base a los cursos y las titulaciones académicas dejando de un lado la antigüedad y experiencia de las personas de las anteriores bolsas.
- Tomar la decisión de dejar fuera de bolsas a los y las fijas discontinuas, limita a todo un colectivo fijo, pero sin plaza, a unos periodos concretos para poder trabajar (dos llamamientos al año: diciembre y verano).
- El ingreso de personas nuevas, sin formación previa por parte de la empresa, sin conocimiento del trabajo real, crea una situación tanto a las personas contratadas como a la hora de desarrollar las tareas que no es la más apropiada para la nueva incorporación de estos trabajadores y trabajadoras.
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