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l martes 26 de
junio a las 13:00 h., nos encontramos con la convocatoria del examen para el
ingreso de personal laboral fijo en Correos.
El plazo de
inscripción establecido terminaba el 4 de julio. Este es un plazo claramente
insuficiente, pero si además durante los dos primeros días, la página oficial
de Correos para poder inscribirse estuvo inhabilitada, el plazo se convierte en
ridículo. A última hora hemos visto como se ampliaba este plazo hasta el día cinco.
Tanto Correos
como los sindicatos firmantes, se muestran satisfechos con esta convocatoria
por lo que supone de creación de empleo y por la perspectiva de que gente nueva
se incorpore a la empresa. Pero no parecen haberse preocupado por el futuro de
otros colectivos que llevan años tirando del carro, y que con esta
convocatoria, nuestra situación laboral queda en entredicho. Por ejemplo:
·
El personal fijo desplazado a otras provincias
que lleva esperando el acercamiento a través de un concurso de traslados
convocado en el 2015 y sin resolver a día de hoy.
·
El personal fijo discontinuo que continúa sin acceder a un puesto fijo
(de forma continuada) y sin ninguna expectativa de mejora.
·
El personal fijo en puestos a tiempo parcial que
se ven sin opción a mejorar su precaria situación laboral…
¿Por qué
Correos no asigna todas las vacantes a tiempo completo que existen a través del
Concurso de Traslados?
¿Por qué
los sindicatos siempre-firmantes no exigen el cumplimiento de las bases del
concurso de traslados y la asignación de estas vacantes?
En Esk llevamos
una lucha permanente por la creación de empleo de calidad y nos parece
necesaria la incorporación de nueva gente a las plantillas, muy mermadas en los
últimos años, pero este proceso de consolidación no es precisamente el modelo
de creación de empleo de calidad que nos gustaría.
Gran parte de
los puestos de trabajo ofertados son puestos de trabajo en precario: de las
2295 plazas para el conjunto del estado, para Araba son 47 (5 a tiempo parcial
y 42 a tiempo completo), para Bizkaia 19 (3 a tiempo parcial y 16 a tiempo
completo), Gipuzkoa 22 (3 a tiempo parcial y 19 a tiempo completo), y en
Nafarroa 25 (2 a tiempo parcial y 23 a tiempo completo).
Por otro lado,
para acceder a estos puestos, se utiliza una baremación en base a la puntuación
obtenida en el examen y los méritos presentados, sobrevalorando la
titulación
universitaria y los cursos realizados por los sindicatos firmantes, frente a la
experiencia /antigüedad en Correos.
¿Quién
sale beneficiado de todo este desaguisado?
Por una parte,
Correos. Que consigue sin ruido y sin oposición, deshacerse del personal de más
edad, con menos formación
académica, pero
con más experiencia laboral en la empresa y que según sus cálculos, equivocados
a nuestro entender, les puede suponer por su antigüedad, un coste mayor que las
personas recién ingresadas. Correos
se equivoca al
despreciar la experiencia laboral de este personal.
Y también se
benefician ciertas organizaciones sindicales que practican el clientelismo,
miran para otro lado y hacen negocio de la necesidad de tantas personas, a
costa de las que se van quedando en el camino.
Este método de
ingreso en Correos, es perverso, también porque no contempla los criterios de
igualdad, mérito y capacidad para poder acceder a los puestos de trabajo.
No existe
igualdad cuando no todo el
personal de bolsas puede acceder a los cursos que da Correos, ya que es
imprescindible para poder realizarlos, tener un contrato en vigor y no estar en
situación de IT. Existe clientelismo cuando por la mediación de ciertos
sindicatos, para realizar estos cursos, ni siquiera es necesario pertenecer a
las bolsas de empleo y el único requisito es pagar lo que pidan para poder
hacerlos y así entrar en el cupo que estas organizaciones establezcan.
Se establece una
cruel discriminación cuando para acceder a un puesto de trabajo en Correos se
valora la titulación universitaria (indistintamente del contenido)
injustificada para los puestos a desempeñar frente a la antigüedad de personas
que llevan muchos años trabajando.
Y la capacidad
se demuestra con el trabajo realizado, cosa que Correos desvalora apostando por
personas sin experiencia.
Y todo esto
podría haberse evitado, con la utilización de un proceso de acceso y promoción
razonable, equitativo, y justo, en el que primero se resuelven las necesidades
con personas que ya están trabajando y las plazas vacantes se ofertan a nuevo
ingreso valorando equitativamente la antigüedad, formación y el resultado de
las pruebas a realizar.
Pero lo que mal
empieza generalmente mal acaba. Partimos de un concurso de traslados sin
resolver en tres años; de unas bolsas de trabajo que nacen agotadas desde el
principio y siguen permitiendo el dedo en la contratación, una consolidación de
empleo, la del 2015, en la que se ofertan plazas previamente demandadas por la
plantilla de la empresa.
Y mucho nos
tememos que en el proceso de consolidación de empleo de 2016 en el que se
repiten los mismos comportamientos de connivencia entre Correos y sus
sindicatos, se ahonde aún más en la división de la plantilla.
Pero aún están a
tiempo de mejorar un poco las cosas dando solución al concurso de traslados y
al personal fijo discontinuo (por lo menos).
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