Que las jefaturas pretendan imponer a un trabajador que venda productos a sus propios familiares no es solo una falta de respeto: puede constituir una práctica claramente abusiva y, según el caso, incluso ilegal. Ninguna empresa puede obligar a su plantilla a realizar tareas que no forman parte de sus funciones, que generen conflictos de intereses o que invadan su vida personal con presiones impropias.
La Dirección tiene la facultad de organizar el trabajo, sí, pero esa autoridad no le da carta blanca para traspasar los límites de la legalidad ni de la buena fe contractual. Y la venta a familiares, lo repetimos alto y claro, no forma parte de las funciones del personal rural, de reparto ni de atención al cliente... Leer más
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