En su momento, ESK denunció el convenio colectivo, recientemente firmado, porque traspasaba las líneas rojas que ningún sindicato debe sobrepasar en una negociación. Nos referíamos, principalmente, a la normativa de contratación, la más agresiva de los últimos tiempos.
Entre varias cosas criticables, queremos resaltar el punto referente a “La Evaluación del Desempeño”. “Todos los candidatos que hayan prestado servicios en la empresa, y que figuren inscritos en las Bolsas de Empleo, serán evaluados de acuerdo con los criterios fijados por la Dirección de Recursos Humanos previa negociación en la Comisión de Empleo Central. ………………. Las evaluaciones negativas del desempeño conllevarán el decaimiento de una o de las dos bolsas de empleo en las que esté inscrito”.
En pocas palabras. Se consolida el mecanismo de “evaluación negativa del desempeño”, que ya existía en el convenio anterior, por el cual a una persona se le puede echar de Correos sin tener la posibilidad de alegar nada:
* No puede reclamar ante un juez porque no se trata de un caso de despido (normalmente esperan a que el afectado finalice el contrato) sino de una exclusión de bolsas pactada en convenio.
* La toma de decisión, de momento, es exclusiva de la empresa que informará al afectado, pero no está obligada a tener en cuenta las alegaciones que este pudiera hacer.
Es evidente que se trata de una forma de despedir al personal incómodo por la vía directa, sin más requisito que la decisión de la empresa. Si sólo se tratara de penalizar las actuaciones sancionables, Correos ya cuenta con el régimen disciplinario que regula este tipo de actuaciones y los derechos y garantías que deben tener las personas imputadas en un expediente. Entonces ¿para qué sirve la “evaluación negativa del desempeño”? La respuesta parece evidente: para poder despedir más fácilmente.
CCOO, CSIF, UGT y SL corrieron demasiado firmando el convenio, para cosechar los frutos del pago de los tramos. Pero se dejaron flecos que escuecen e invalidan lo bueno que pudiera tener el convenio. Que nadie piense que se trata de una tontería que nunca se pondrá en práctica: en Bizkaia, sin ir más lejos, ya lo están aplicando.
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