Por fin.
Después de casi un año al frente de Correos, “el nuevo presidente” y su equipo
directivo dan señales de vida. Primero presentando en diciembre a directivos y
profesionales del Grupo Correos el “Plan de Acción 100-300-1500” .Ahora, en enero,
saltando a los medios de comunicación para presentar en sociedad el Plan. Eso
si: para explicárnoslo a los/as que trabajamos en Correos no ha tenido tiempo,
más allá de una misiva en la que nos pedía esfuerzo y compromiso para sacar la
empresa adelante: sus prioridades parecen claras y no parecen ser las mismas
que las nuestras.
De sus
comparecencias ante la prensa, varios aspectos nos llaman la atención. En
primer lugar, el anuncio de una inversión de 500 millones de euros con la
puesta en marcha del nuevo plan estratégico a cinco años. Según las palabras
del presidente, Javier Cuesta, se trata de “aprovechar
las fortalezas de la empresa para convertirnos en el mejor proveedor de
servicios de comunicación físicos y electrónicos del mercado español. Correos
financiará la inversión con recursos propios, sin recurrir ni a un solo euro de
financiación externa, manteniendo de esta forma el balance totalmente saneado,
sin endeudamiento alguno”. La mencionada inversión se va a dirigir a la
modernización de los sistemas informáticos, a la renovación de las más de 2300
oficinas postales o a los acuerdos postales internacionales con China, Portugal
o Latinoamérica como mercados estratégicos. Curiosamente, ni un sólo euro para
mejorar las condiciones laborales o salariales de la plantilla de Correos, que
llevamos padeciendo años y años de perdida de poder adquisitivo y deterioro
progresivo de nuestras condiciones laborales y somos los que, en última
instancia, tenemos que apechugar con las consecuencias de la puesta en marcha
del Plan Estratégico.
Otro
aspecto a destacar de la aparición en prensa de nuestro presidente son los
proyectos que suponen nuevas funciones (“asistencia
a ancianos y personas con baja movilidad para visitarles o comprobar el
funcionamiento de dispositivos de asistencia) o ampliación de otras que ya
desarrollamos (“inclusión de la paquetería en la recogida domiciliaria”) Lo que
no explica es cómo piensan poner en marcha estos proyectos ni si existe
suficiente infraestructura para llevarlos adelante, pero mucho nos tememos que,
una vez más, se empieza a construir la casa por el tejado y el personal
pagaremos, una vez más, la improvisación de los que nos dirigen.
Para acabar,
dice nuestro presidente que “la relación
con los sindicatos es muy buena y que espera que continúe así ya que es
esencial para la buena marcha de una empresa con más de 56.500 empleados” además
de asegurar que “no se producirá ningún
Expediente de Regulación de Empleo ni ninguna reducción drástica ya que con
este plan lo que se pretende es crear actividad que necesite puestos de trabajo”. ¿Por qué asegura que se lleva
bien con los sindicatos? ¿Con cuáles? ¿Se refiere, tal vez, a aquellos que se
muestran incapaces de sentar a la empresa para hablar de temas importantes para
los/as trabajadores/as y que, sin embargo, acuden sin ningún problema cuando la
empresa les cita para tratar y firmar, por ejemplo, el acuerdo de reducción de
créditos y permisos sindicales? Porque temas pendientes por abordar, más
trascendentes que ése para nuestros intereses, hay unos cuantos: reducción de
días de AA. PP. y adicionales a las vacaciones; nueva situación (con más
penalizaciones) para el personal funcionario cuando esté de baja; continua
perdida de empleo, con descenso de la contratación, amortización de plazas o
aplicación de estudios de dimensionamiento desmesurados; estudiar la
posibilidad de que Correos, una empresa con mucho dinero propio para invertir,
utilice parte de ese capital para paliar la continua perdida salarial de sus
empleados/as, etc. Todo eso sin olvidar la posibilidad que ofrece la Reforma Laboral de aplicar un
ERE en la
Administración , que aunque el presidente de Correos insista
en que es impensable, nuestro otro presidente, el de la SEPI, Ramón Aguirre,
anda buscando cuando apunta que sobra plantilla en la empresa.
Desde
luego el panorama no es demasiado alentador. Cambiar esta situación va a
requerir un esfuerzo importante y abordarlo desde la mayor unidad sindical
posible. Desde Esk, hacemos un llamamiento a todas las organizaciones
sindicales para construir una estrategia común en defensa de nuestros derechos.
Es el único camino para salir airosos de esta encrucijada.
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