La empresa en la que trabajamos, Correos, es una empresa especial y peculiar por muchos motivos:
Es la empresa estatal con mayor número de trabajadores y trabajadoras y eso a pesar de la política de ahorro en gastos de personal que está llevando adelante.
Es también una empresa con doble dirección, ya que a la Dirección de Correos se suma la de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) que es el organismo al que estamos adscritos.
Es una empresa en la que la relación contractual de la plantilla es tan variada que costará encontrar caso similar: personal funcionario declarado a extinguir, laboral fijo, fijo-discontinuo, eventual, jornadas parciales, de fin de semana: un auténtico galimatías en el que Correos, y la SEPI, están muy a gusto.
Otra característica que convierte a Correos en una empresa particular es la afición, que de un tiempo a esta parte se ha instalado en la misma, por escenificar operetas de supuesta negociación, que son muy del gusto de “las direcciones” y en las que participan con mucho entusiasmo algunas organizaciones sindicales. Y esto último lo decimos por el triste espectáculo que estamos observando en las últimas semanas, una vez iniciada la campaña electoral de las elecciones sindicales de Correos...
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