El pasado 3 de noviembre acabó el plazo para apuntarse en las nuevas bolsas de empleo y para recibir los cursos de formación puntuables. Así se cerraba otro capítulo de esta triste e infumable opereta en que han convertido este proceso la empresa y los sindicatos elegidos en las reuniones de la Comisión Central de Empleo.
A lo largo de todo este “supuesto proceso negociador” hemos manifestado nuestro profundo desacuerdo en cómo se estaban desarrollando los acontecimientos. Pero es que además el resultado no deja lugar a dudas. Hay temas lo suficientemente graves como para que ninguna organización sindical hubiera avalado con su firma las pretensiones de la empresa.
Pero hay un tema que nos parece especialmente espinoso: el de los cursillos de formación que se puntúan como méritos. Se trata de cursos de formación a los que hasta ahora casi nadie ha tenido acceso y que van a tener una importancia trascendental por la puntuación que proporcionan. Entonces ¿por qué se eligen estos cursos formativos para ser valorados? Algo no huele bien. Correos se ha comprometido a impartirlos, antes del 22 de diciembre, al personal eventual que esté activo cuando se realicen: lo cual, en función de si se tiene contrato o no, va dejar a parte del personal eventual sin poder acceder a estos cursos de formación. Si a esto le sumamos que algún sindicato no ha dudado en hacer negocio con la necesidad ajena, tenemos ante los ojos un panorama poco edificante consecuencia de un “modelo negociador”, propiciado por Correos y asumido por los sindicatos elegidos, que no provoca mas que frustración y malos rollos.
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